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El Nacimiento de Casa Guerrero: Un Testimonio de Amor y Superación.
En septiembre de 1992, el sueño de Lorenzo Guerrero tomó forma en la creación de Casa Guerrero.
Este proyecto no surgió simplemente como un emprendimiento más; fue un tributo profundamente personal a la mujer que había dado forma a su vida: su amada madre. Casa Guerrero nació del amor incondicional y la admiración profunda que Lorenzo sentía por ella, así como de su incansable deseo de honrar su memoria.
Lorenzo, el quinto de siete hermanos, creció en un entorno donde la adversidad era normal y constante. Su madre, una mujer de espíritu inquebrantable, no tuvo la oportunidad de recibir educación formal, una realidad común para muchas mujeres de su época.
Su padre, con una formación educativa limitada y un trabajo mal remunerado, contribuía escasamente al sustento familiar y, en ocasiones, malgastaba el poco dinero que ganaba en el alcohol.
A pesar de esta dura realidad, Lorenzo encontró en su madre una fuente inagotable de fortaleza y esperanza.
Ella, además de ser una madre ejemplar, demostró una capacidad extraordinaria para enfrentar la adversidad. Trabajaba incansablemente para mantener a su familia, vendiendo comida, gelatinas, bordando y cosiendo para aportar al hogar.
Fue en el calor de estas lecciones de vida donde Lorenzo cultivó su espíritu emprendedor y su fervor por la superación personal.
Desde pequeño, Lorenzo no solo ayudaba en las tareas domésticas, sino que también participaba en los pequeños negocios familiares: lavaba carros, cortaba pasto, vendía lo que su mamá preparaba, entre otros, aprendiendo de su madre los valores fundamentales de HONRADEZ, LEALTAD y RESILIENCIA.
La vida de Lorenzo estuvo marcada por sacrificios y desafíos. A pesar de su deseo de estudiar, se vio obligado a abandonar Casi desde el inicio, la preparatoria para trabajar a tiempo completo y contribuir al ingreso familiar.
Comenzó como checador en el transporte público y, con el tiempo, aprendió a manejar, lo que le permitió convertirse en chofer y finalmente comprar su propia combi.
A lo largo de estos años, Lorenzo mostró una inquebrantable determinación y dedicación.
El año 1991 trajo consigo una dolorosa tragedia: la enfermedad y posterior fallecimiento de su madre.
Este golpe devastador casi lo derrumba, pero Lorenzo, impulsado por el amor inmenso que sentía por ella y por el deseo de honrar su memoria, encontró en su dolor una nueva fuerza.
Apoyado por el cariño de sus hermanos y guiado por el legado de su madre, decidió continuar con su sueño. En septiembre de 1992, a la edad de 24 años, Lorenzo inauguró la primera sucursal de Casa Guerrero, en Vallejo, con una determinación férrea y un corazón lleno de esperanza.
Los primeros años fueron difíciles. Lorenzo enfrentó la pobre ubicación y tamaño reducido de su tienda; de hecho Pidió y Consiguió Mudar su tienda a Ecatepec centro. Pero lo peor fue la traición de alguien a quien desde niño, consideró uno de sus mejores amigos, por eso, lo dejó como encargado en la ya posicionada Matriz, mientras Lorenzo se fue a la primer sucursal para "hacerla despegar", su falso amigo traicionó su amistad y confianza; estuvo robando dinero durante más de 1 año y tuvo que ser despedido.
A pesar de todo eso, Lorenzo nunca permitió que estos obstáculos lo detuvieran. Su dedicación era total; trabajaba de lunes a domingo, y con el tiempo, invitó a su primo Noé y a su hermano menor Eric a unirse a él. Ambos, jóvenes y ansiosos, aprendieron de Lorenzo y crecieron con él en el negocio. Aunque siguieron enfrentando traiciones y desafíos, Lorenzo nunca abandonó su compromiso de SUPERARSE y PROSPERAR.
El cambio hacia una nueva ubicación en Ecatepec centro, con mayores dimensiones y potencial, marcó el comienzo de un nuevo capítulo para Casa Guerrero. Gracias a su experiencia y los principios aprendidos de su madre, Lorenzo logró convertir su tienda en un éxito. Su capacidad para aprender constantemente y su enfoque en la reinversión lo llevaron a abrir nuevas sucursales y a destacarse como distribuidor de pinturas.
Con el tiempo, Lorenzo y su hermano Constantino formaron una sociedad que llevó a Casa Guerrero a nuevas alturas. Juntos, transformaron la empresa en un distribuidor líder, aprendiendo y creciendo con cada desafío. El apoyo constante de familiares como su sobrina Nancy y su hermano Constantino fortaleció aún más el éxito de la empresa.
Lorenzo Guerrero es un testimonio viviente de lo que significa superar las adversidades con AMOR, DEDICACIÓN y RESILIENCIA. A lo largo de su vida, ha aplicado los valores y virtudes que su madre le enseñó: HONRADEZ, HUMILDAD, y SOLIDARIDAD. Su historia es un recordatorio de que, incluso frente a los mayores desafíos, el AMOR y el RESPETO por aquellos que nos han dado todo; pueden ser la fuerza que nos impulsa a ALCANZAR nuestras METAS.
Hoy, Casa Guerrero sigue siendo un reflejo del legado de su madre y de la inquebrantable determinación de Lorenzo. Su éxito es un TRIBUTO a su origen humilde, a la educación que recibió en el hogar y a su amor eterno por la mujer que le enseñó el verdadero valor de la superación.